lunes, 22 de abril de 2013

[Fanfic] Digimon - PARALLEL x CrosseD

Porque salió la duda y creo que más de uno querrá saberlo: sí, habrá más parejas aparte de la principal pero no revelaré nombres. Tendrán que descubrirlo a medida que la historia avanza, por mientras hagan sus apuestas =P Aunque bueno en este capítulo hay unos hints bastante obvios

PaRALLEL x CrosseD.


Capítulo 2: "Pánico en ti, Pánico en mí"
 
Tuvieron que pasar un par de semanas para que el séquito de fans de Takeru dejaran de acosarlo. Para alivio de él, ya no había un grupo de chicas acompañándolo a todos los lugares a los cuales se dirigía, eso sí, gracias a dios eso sólo se limitaba al colegio. De repente incluso lo esperaban afuera del baño, lo que resultaba bastante incómodo, y no importaba si se demoraba harto o si la campana sonaba, ellas permanecían ahí. ¡Pero! Esos días pasarían a ser parte de sus recuerdos, de esos que tenía bien guardados y que no se molestaba en sacar a flote.

Takeru había optado por responderles lo mínimamente posible tal cual le había aconsejado su hermano con cara de horror cuando supo lo que le estaba sucediendo. Taichi le contó que cuando la banda comenzó a hacerse popular, Yamato tuvo que hacer malabares para no estar a solas nunca; sino en cualquier momento lo secuestraban, y no eran paranoias infundadas: una vez lo dejaron encerrado en el cuarto donde guardaban los equipos de gimnasia junto a una tipa llamada Jun, al principio pensó que era producto de un descuido, sin embargo, cuando vio que ella no quitaba la sonrisa de oreja a oreja, supo que no se trataba de un accidente. Más tarde unos amigos se percataron de la ausencia del rubio y lo fueron a buscar, tamaña sorpresa se llevaron cuando lo vieron sin camisa con los pantalones abiertos, tirado en el suelo con besos y chupones por todos lados. Y aún hoy, Tai desconoce qué fue lo que sucedió exactamente en ese lugar, porque cada vez que sacan el tema, el rubio tiembla incontrolablemente y comienza a decir palabras ininteligibles a lo niño poseído. Así que sea lo que sea, dejó secuelas en él, o eso dedujo al ver que su hermano se resistía a dejarlo solo los primeros días.

El menor tomó en cuenta las advertencias de su hermano por si las moscas, pero no le tomaba el peso que éste le intentaba infundir, él prefería creer que era una emoción momentánea en ellas producto de ver una cara nueva de rasgos inusuales en el país asiático, así que estaba completamente seguro de que no sufriría ningún 'accidente' parecido. Además, ya no lo molestaban.

Miyako negaba enérgicamente cada vez que escuchaba las aseveraciones del rubio, sin embargo prefería callar, así le ahorraba preocupaciones. Y es que, lejos de lo que él suponía inocentemente, el interés de las féminas por su persona aumentaba a pasos vertiginosos por cada día que pasaba, más rápido de lo que demora un puñado de arena en resbalarse de tus manos. En el colegio era un secreto a voces, pero el club oficial de Takaishi Takeru ya contaba con sitio de reuniones junto con una plana directiva, y página web de acceso restringido.

Para hacer las cosas más ordenadas y no agobiar al señor Takeru, establecieron estrictas reglas para que nadie, que no fuera de su entera confianza, se acercara más de 5 metros, por lo que, sí, el rubio jamás sufriría esa clase de 'accidentes' porque ellas estarían ahí para impedirlo. En secreto, sus admiradoras lo llamarían 'príncipe' por sus cabellos de oro, ojos zafiro y más importante aún, porque venía de Inglaterra, país de reyes y reinas, de historias de fantasía, grandes castillos, fiestas de salón, nobles y un largo etcétera. Sin lugar a dudas, para ellas, él era la imagen perfecta del príncipe azul montado en un caballo blanco; si Wallace las hubiese escuchado, habría alegado que había cierta discriminación hacia sus orígenes, ya que, pese a que tenía los mismos rasgos característicos que Takeru, él jamás provocó tal conmoción entre las estudiantes. La única explicación posible sería que su querida patria había comenzado como una colonia.

Volviendo al singular club (aunque más parecía una secta organizada), cada vez que Hikari escuchaba a su amiga hablar sobre él, no podía evitar sentir cierto estremecimiento. Menos mal que ella no tenía la capacidad de llamar la atención del sexo opuesto con tanto éxito, comentario ante el cual la pelimorada negaba resignada, y es que la menor no caía en cuenta que ella también tenía su séquito de fans, el único pero es que los hombres eran un poquito más reservados (a excepción de uno).

Durante esas semanas, Takeru se vio completamente imposibilitado de hablar con la menor de los Yagami durante el horario de colegio. Así que, sin acuerdo alguno, pasaban todo el resto del día, juntos. Durante esos momentos de ocio en casa o en el parque o en otros lugares, había logrado conocer a los amigos más cercanos de la castaña.

Inoue le parecía una chica de lo más graciosa y también extraña. Al principio le había llamado la atención que fuera tan amiga de Hikari, porque ¡eran completamente opuestas! Aunque después comprendió que ese era el eje central de su amistad. Se complementaban perfectamente.

También había logrado cruzar un par de palabras con Daisuke. Takeru no tardó en darse cuenta que él sentía una inmensa atracción por la castaña, así que se divertía molestándolo cada vez que encontraba la oportunidad. No se podría decir que eran amigos cercanos pero al menos, podían mantener una conversación decente sin que éste le lanzara chispas por los ojos. Miyako admiraba su infinita paciencia al tratar con el chico de los googles.

Wallace había llegado desde América hace 2 años. Tenía una hermana mayor llamada Mimi, a quien Takeru había tratado un par de veces pues era amiga íntima de Sora (luego se enteraría que incluso había sido novia de su hermano por meses indefinidos). A su vez, Wallace se había hecho muy amigo de Hikari y la iba a visitar a menudo en los recesos, ya que lamentablemente ese año les había tocado estar en cursos separados, pero estaba en trámites para conseguir que lo cambiaran, tenía buenas notas y una conducta irreprochable, así que sería pan comido, o eso decía él. El oji-azul sabía que todavía no se ganaba la confianza del oji-celeste (además de que las horas que pasaba con Yagami se habían reducido por culpa suya), sin embargo la hostilidad de éste era mucho más reservada. No obstante, cuando se trataba de molestar a Motomiya, los dos se coordinaban a la perfección. Pero debía admitir que Wallace podía ser mil veces más cruel que él con sus comentarios si se lo proponía.
Por último, estaba Ichijouji Ken. Hasta ahora no habían tenido muchas oportunidades para sociabilizar, ya que éste faltaba regularmente a clases debido a problemas médicos, por lo que estaba atrasado un año con respecto a sus compañeros. Eso sí, Daisuke le había comentado un día que en realidad, ellos no sabían qué enfermedad lo aquejaba, al preguntarle simplemente sonreía y replicaba que no se preocuparan. Las veces que habían ido de visita a su casa cuando se ausentaba, sus padres le decían que se encontraba en el hospital pero jamás le daban el nombre de éste. A menudo portaba vendas en el cuerpo que dejaban muy preocupado a sus amigos, los cuales ya hace mucho comprendieron que él no les diría nada, aprendieron a respetar su silencio y a tener la esperanza de que un día, Ken les revelaría la verdad.

Tras una semana entera de clases, por fin había llegado el domingo, ¡pero no por ello iban a holgazanear! Despertó temprano en la mañana para ir a su lugar secreto, en compañía de la castaña. Lo descubrieron cuando iban de vuelta a casa, a Hikari de la nada se le metió la idea en la cabeza de que quería irse por otro camino. Era la primera vez que la veía actuar de esa manera tan impulsiva, por lo que sintió curiosidad y decidió aceptar su propuesta.

Caminaban tranquilamente hasta que un gato grande de color blanco se cruzo en su camino. Los observaba con sus grandes ojos como pidiendo que la siguieran, por segunda vez vio que el rostro de Hikari se iluminaba, y antes de que ella hablara, él asintió, rieron un buen rato debido a eso. El animal al darse cuenta que lo habían escuchado, avanzo y de un momento a otro, los dos se encontraban persiguiéndolo por un montón de calles estrechas que a primera vista no parecían tener salida.

Recorrieron pasajes que jamás habían visto pero no sentían miedo alguno, quizás porque estaban juntos, quizás por la adrenalina del momento, quién sabe. Finalmente el felino dio término a su loca carrera y se acurrucó justo en medio de lo que parecía ser una cancha de básquetbol bastante antigua. Esta vez, fue el turno del rostro de Takeru de iluminarse, porque ahí podría practicar su deporte favorito.

"Ese día tus ojos brillaban, te lo juro" - se burló la castaña.

Ya estaban de camino a su base secreta o "Santuario de Takeru" (nombre dado por la menor). Llevaban bocadillos y bebidas, lo necesario para las horas que pasarían ahí.

"Me imagino, estaba demasiado contento. Después de la decepción que me lleve al saber que las inscripciones a los clubes sólo eran válidas a principios de semestre, encontrarme con eso fue increíble. Le debo la vida a esa gata" – dijo medio en serio, medio en broma. Aunque no mentía al decir que ese lugar lo tenía fascinado, más allá de la cancha y el arco, había un no-sé-qué ahí que lo atraía.

Ella sonrió de mala gana al ver que esa vez, el rubio no caería en su provocación. No tardaron mucho en divisar el terreno vacio, sólo adornado por un aro que al menos, cumplía las condiciones para aguantar los rebotes de la pelota sin romperse.

Hikari lo acompañaba a jugar, pese a no ser tan buena como él al menos se defendía. Además, Takeru no tenía inconveniente alguno en enseñarle. Eso sí, aprovechaba de vez en cuando de burlarse de ella, le encantaba hacerla rabiar, saber que tenía la capacidad de hacerla perder la compostura. Le gustaba saber que los trucos de ella, no parecían surtir el efecto deseado en él, de la misma forma en que sus provocaciones no siempre tenían buen puerto cuando se trataba de la castaña, era un constante tira y afloja.

"Esta vez voy a encestar sí o sí" – lo desafió mostrándole que ahora era capaz de hacer girar el balón con un solo dedo. "Te haré morder el polvo, Takaishi"

"Esas no son formas de hablar, muy mal, muy mal" – respondió moviendo el índice de un lado a otro – "Parece que tendré que enseñarle una lección de buenos modales, señorita Yagami"

En esa ocasión, Hikari tenía la pelota por lo que Takeru defendía. La castaña se acercó de a poco tanteando terreno. Entonces vio el momento oportuno cuando su contrincante miro hacia otro lado por un segundo; sin embargo, tenía plena conciencia de que los reflejos de él eran rápidos, pero ella no se quedaba atrás. Le hizo creer que iba hacia la derecha, espero a que el rubio cambiara de posición los hombros y aprovecho de atacar su izquierda. No obstante, él esperaba que ella hiciera eso, por lo que giró sobre sus talones sin fijarse que una de sus zapatillas se había desabrochado. Con la intención inicial de tomar el balón, termino agarrando la cintura de ella. Al final, los dos se desplomaron en el terreno irregular como dos sacos de papas, el rubio de espaldas al suelo con ella encima. Gracias al cielo, Hikari no era muy pesada, sino Takeru habría perdido algo más que el aliento.

Medianamente recuperada del golpe, la menor se incorporo sobándose la cabeza.

"Agradecería que te quitaras de encima mío, no eres precisamente del porte de un guisante" – ni se había percatado que la suave superficie en la cual estaba sentada era ni más ni menos que el pecho de su buen amigo. Sin embargo, ella no hizo ademán alguno por moverse, es más, se dio el lujo de acomodarse.

"Culpa tuya que nos hayamos caído, es lo mínimo que puedes hacer para enmendar tu error" – soltó con aire desafiante, mientras cruzaba los brazos y las piernas.

"¿Ah, sí?" – reunió todas las fuerzas que tenía y consiguió sentarse, debido a ello, la menor se deslizo hasta quedar sobre sus piernas. Estaba dispuesto a conferirle una tortura de cosquillas cuando notó una extraña marca en el cuello de ella.

"Hikari, ¿qué es eso que tienes en el cuello?" – la aludida se paró apenas vio la mano del rubio acercarse, se tapaba la marca que tenía y buscaba frenéticamente el pañuelo amarillo que había estado usando justo antes de que ambos bautizaran la cancha. Cuando lo encontró, le dio la espalda y se lo colocó. Parecía divagar entre mirarlo o no, aunque al final lo hizo portando una sonrisa no muy convincente.

"Debe haber sido un mosquito, nada más" – Luego rió para restarle importancia al asunto, pero su risa era demasiado nerviosa para dejarlo tranquilo. Alzó una ceja mientras la miraba inquisitivamente.
Su excusa no la creería ni un niño de primaria, estaba a punto de decir que dado el porte de la marca lo más probable es que hubiera sido picada por un hurón cuando se escuchó un ruido muy fuerte, como cuando algo de una tonelada impacta contra el suelo; acto seguido, la tierra se remeció y ambos perdieron el equilibrio. Sin importarle lo que había pasado antes, se acerco a la castaña. Cauteloso, la envolvió en sus brazos y se percató que ella temblaba.

"E-es co-como a-aquel día" – repetía mientras se agarraba la cabeza, parecía ida, como si hablara consigo misma. La llamó, la zamarreó suavemente pero nada, la castaña parecía estar en otro mundo.
Lograron ponerse de pie pese a que seguía temblando. Su celular sonaba sin cesar, seguramente se trataría de Taichi o Yamato. Luego contestaría, lo importante era llevar a Hikari lo antes posible de vuelta a casa, jamás la había visto así y no sabía qué hacer. De alguna manera logró echársela a la espalda y comenzó a trotar.

En su camino pudo observar que en general las casas presentaban fisuras mínimas, y si uno se acercaba lo suficiente, podía darse cuenta que algunos postes se encontraban un poco ladeados. A lo lejos comenzó a oír el bullicio de las sirenas, pero no tenía tiempo para quedarse a indagar. Tenía que regresar cuanto antes.

Doblo la última esquina y encontró al mayor de los Yagami mirando frenéticamente hacia todas las direcciones con el celular en mano, dudando acerca de qué camino tomar. A penas divisó a los dos menores, corrió hacia ellos mientras le decía a Yamato por teléfono que ya habían aparecido.

"¿¡Por qué no contestabas!" – Era la primera vez que veía a Taichi tan alterado. Le arrebató a la castaña de sus brazos y sin siquiera darle alguna señal, ingreso al condominio. Takeru se quedó un momento ahí, como ido, hasta que su hermano llegó junto con otro chico de cabello azulado y lentes. Le preguntó si estaba todo bien, y al ver que el menor sólo asentía quedadamente, pasó la mano por sus hombros y con la otra, le revolvió el cabello para tranquilizarlo.

"Takeru, no es nada en contra tuya. Él actúa así por una razón, espero que lo entiendas" – le dio una palmada en plena espalda para espabilarlo, luego le apretó ligeramente el hombro a modo de apoyo – "De todas formas, mejor entremos. ¡Ah! Te presento a Kido Jou, se podría decir que es nuestro médico de cabecera"

¿Un médico? ¿Para qué? Los dos estaban perfectamente bien, ¿acaso le había pasado algo a alguien? El doctor pareció leerle el pensamiento, pues rápidamente negó con las manos.

"Taichi es algo exagerado, como no tenía ninguna noticia de los dos, me ha pedido que viniera por si acaso"

Un poco más tranquilo, los tres subieron por el ascensor. Dentro pudo enterarse que Jou aún no estaba graduado de la escuela, sin embargo, como su padre había sido muy amigo de la familia Yagami y estaba a cargo de la delicada salud de la pequeña desde que había nacido; a menudo los venía a visitar. Por ello, no era para nada alocado decir que el peliazul era el más adecuado para tratarla, porque conocía de su enfermedad desde pequeño. Takeru no quedó del todo convencido con sus justificaciones, pero las cosas habían sido así desde hace mucho tiempo y él, como recién llegado, no tenía derecho alguno de replicar.

En los pasillos del tercer piso los aguardaba Taichi, visiblemente preocupado. Cuando divisó a Jou le hizo un gesto para que se apurara, le informó del estado de la menor, diciéndole que tenía una fiebre terrible y además, se revolcaba en la cama afirmando con tanta fuerza las sábanas que los nudillos se le ponían blancos. Escucharon el sonido de un vaso quebrarse, el peliazul apresuró el paso mientras buscaba algo en su maletín. El castaño se quedó en el living, caminando de un lado a otro, mirando de cuando en cuando hacia la pieza de su hermana, esperando que Jou consiguiera estabilizarla. Al rato después, se tiró en el sillón, moviendo frenéticamente las piernas con el sonido del tic-tac del reloj zumbándole la cabeza.

Todo el alivio que había sentido antes se desvaneció, Takeru miraba a los dos mayores en busca de respuestas pero Yagami parecía estar en su mundo y Yamato desapareció en la cocina, alegando que iría a hervir un poco de agua, les haría bien tomar algo para calmar los nervios.

La situación no le gustaba para nada, así que se armó de valor y encaró al castaño.

"Necesito saber qué es lo que está pasando" – los ojos marrones se enfocaron en su interlocutor con rabia acumulada, ¿hacía él? No, daba la impresión que era hacia sí mismo, no podía asegurarlo; acto seguido suspiro pesadamente, ya no había rastro de enojo alguno, sólo frustración.

Taichi juntó las manos para pasárselas por el cabello antes de responder – "A Hikari le ha dado una crisis" – respiró hondo mientras desviaba la vista, hacia ningún punto en especial, habló de nuevo, pero ésta vez en susurros, Takeru tuvo que agacharse a su lado para poder escucharlo – "Hace tiempo que no le daba una fiebre tan fuerte, desde hace exactamente un año…" - lo último lo dijo casi en un hilo de voz, olvidando que estaba acompañado recordó los sucesos de ese año. Se revolvió el cabello con más insistencia para retirar todo recuerdo, se levantó de improviso, tanto que estuvo a punto de botar al menor. No pareció darse cuenta de ello, camino decididamente hasta la cocina para llenar un vaso de agua y vaciar el contenido en un dos por tres. Yamato lo miró de reojo, pero no dijo nada. Las palabras parecían sobrar en situaciones como aquélla.

La fiebre de Hikari había bajado considerablemente, sin embargo aún no estaba del todo recuperada, por lo que Jou recomendó que se quedara en casa, al menos por una semana; Taichi aceptó su consejo sin pensarlo, en realidad, aunque él no se lo hubiese dicho, el castaño habría optado por esa medida de todas maneras. Pidieron ayuda a una vecina del piso ya jubilada para que fuera a ver a la menor mientras Taichi estaba fuera, además, el peliazul la iba a visitar casi a diario para poder monitorear su avance.

"¿Crees que podremos ir a verla?" – preguntó esperanzada la pelimorada al terminar la jornada. Hace una semana que su mejor amiga no iba a clases y aunque ya sabía la respuesta, insistía cada día con la misma pregunta.

El rubio negó despacio – "Su hermano me ha dicho que la deje descansar; además pasa la mayoría del tiempo dormida por los sedantes. Dijeron que era mejor así, porque si no, podría sufrir otro ataque de nervios. Miya, ¿Sabes por qué está así?" – Se restregó los ojos sintiéndose cansado, no había podido dormir bien esos días. Pero su caso no era nada comparado al de Taichi, se le notaba más nervioso y distraído, seguramente también tenía problemas para conciliar el sueño, por otro lado, debía de sentirse culpable por no poder acompañar a su hermana. Sin embargo, si querían salir adelante era necesario que siguiera asistiendo tanto a clases como al trabajo, era su último año y no podía darse el lujo de faltar si quería conseguir un buen puntaje de ingreso a la universidad.

Aún en ese estado, pudo percatarse que la pelimorada rehuía su mirada. Miyako no estaba segura de ser la indicada para hablar de algo tan personal. Entonces, Takeru centró su atención en el chico de los googles, quien de repente, encontró que la hormiga que trepaba por su pierna era de lo más interesante. Su última esperanza era Wallace, el que, al contrario de los otros dos, no hizo ademan alguno por ignorarlo.

"No creo que seamos los más adecuados para responder esa pregunta. Es algo…" – dudó un momento – "…complicado para ella, para ellos, en fin, para todos. Sin embargo, ya eres parte de nosotros, creo que es importante que no haya secretos entre buenos amigos… te diré lo que sabemos, allá decidirás tú qué hacer" – Takeru no pudo evitar sentirse agradecido de ser considerado como un buen amigo.

La chica de los lentes lo miró preocupada – "¿Estás seguro de hacerlo? Es un tema demasiado delicado" – Luego se disculpó, no lo decía porque desconfiaba de él, quien negó lentamente sin perder la sonrisa.

Daisuke se acomodó los googles, miró a Wallace y luego a Miya para corroborar que estaban todos de acuerdo, tras resistirse un poco, ella terminó por ceder – "No me gusta admitirlo, pero este tipo se ha hecho muy amigo de Hikari y en muy poco tiempo, puede que él le sea de ayuda" – la seriedad con la que había expresado sus palabras dejó impresionado a los presentes, al parecer al fin estaba madurando, los dos rubios tuvieron que aguantar las ganas de molestarlo – "Pero te advierto que si veo que 'Kari sufre, me las vas a pagar" – en otra oportunidad, Takeru le habría contestado con una broma o algo, pero advirtió que esa amenaza era en serio.

Intentando romper un poco la tensión, Miyako se aclaró la garganta – "Bueno, no es mucho lo que sabemos en realidad; todo lo que tenemos son simples conjeturas" – la pelimorada abrió su portátil y comenzó a buscar por sus carpetas de imágenes – "¡Bingo!" – chasqueo los dedos al encontrar la que necesitaba. Les indicó a todos que se acercaran para ver el computador.

Dentro se podían ver fotos de algunos edificios y caminos agrietados, pero lo que más llamó la atención del menor fue una imagen, algo borrosa, de una especie de hoyo en la pared de un condominio. Entornó los ojos para ver mejor: era como si algo, muy grande, hubiese chocado contra el edificio.

"Muy bien, Takeru." – lo felicitó al ver que estaba observando la imagen que quería. "Eso no es nada" – movió la barra de la carpeta hasta toparse con otras imágenes; entre ellas el mismo edificio, no obstante, estaba como nuevo, sin un solo rasguño.

Pestañeo un par de veces sin comprender – "Arreglaron el condominio, ¿qué tiene eso de raro?"

Wallace le indicó que observara la fecha de las fotos: 1 día, en tan solo un día todo vestigio de marca alguna desapareció. Él objetó que podría ser una foto de antes del incidente, sin embargo, Miyako negó, esa foto la había ido a tomar ella misma. Y antes de que pudiera volver a protestar, le dijo que la otra foto provenía de un despacho de un noticiario en vivo, por lo que la fecha también era correcta.

"¿Y qué tiene que ver esto con lo que sucede con Hikari?"

"Las fotos que te estoy mostrando son de un incidente que ocurrió hace exactamente un año" – Takeru espero a que prosiguiera – "No sé si lo sabes, pero los padres de Hikari también murieron hace exactamente un año"

Daisuke continuo cuando vio que la pelimorada se estremecía un poco – "Ciertamente hubo un montón de edificios dañados, pero no al grado de caerse; si te fijas bien, las grietas son mínimas excepto por la que viste en esa imagen" – medito un poco lo que iba a decir – "En las noticias anunciaron que había sido un terremoto, a nadie le pareció extraño pese a que ningún aparato electrónico dio cuenta que venía" – Japón era conocido por ser un país sísmico, por lo cual contaba con tecnología de punta para detectar, y avisar por medio de celulares y televisores cuando se acercaba un sismo de magnitud – "No culpo a la gente por creer en eso ya que, efectivamente, la tierra se movió ese día; sin embargo, estoy seguro que escuche el ruido como de algo impactarse antes de que eso ocurriera"

"Yo también" – soltó el rubio al escuchar lo último. Sus compañeros lo miraron sin comprender, él no estaba aquí hace un año atrás. "Digo, yo también escuche un ruido antes de que comenzara a temblar en el que ocurrió hace una semana" – los vio meditar largamente y dirigirse miradas para después asentir.

"Takeru, esa vez, sólo los que estamos aquí junto con tú hermano, Sora, Mimi y un vecino mío llamado Iori, escuchamos ese ruido, o al menos fueron los únicos que asintieron cuando les pregunté" – se acomodo los lentes una vez más – "Interrogué a mi familia, a compañeros e incluso a otros vecinos. Ninguno se percató de ningún ruido extraño, sino fuera porque sabía que no era la única que lo escuchó, habría pensado que me estaba volviendo loca" - No supo por qué se le vino a la mente la vez en que habló con Ken sobre eso, por un momento, su rostro sereno se tenso aunque inmediatamente recobró la compostura, le dijo que debían de ser imaginaciones suyas y ella prefirió no insistir, tampoco quiso comentarlo con sus amigos.

Los cuatro se sumieron en sus propios pensamientos; Miyako fue la que rompió el silencio al darse un palmetazo en la frente, tan fuerte que los otros saltaron un poco ante la sorpresa – "Nos fuimos por las ramas. Bueno, volviendo al tema de Hikari. Te contaré lo que paso ese día" – los recuerdos comenzaron a fluir en su mente…

~O~

Hace un año atrás…. 

Ese día acorde con Hikari ir a quedarme a dormir a su casa porque teníamos que hacer un trabajo para la clase de Artes. Al profesor Matsuda se le había ocurrido la estupenda idea de dejarnos una tarea para el fin de semana; debíamos de moldear en arcilla una criatura que saliera de nuestra imaginación. 

Como el fuerte de mi creativo cerebro no son las cosas fantásticas (de ese tipo), le pedí a Hikari que me ayudara para ver si así se me ocurría algo. Nos pusimos a ver películas de fantasía y de terror hasta como las 6 de la tarde. Ya con una idea más o menos en mi mente, nos pusimos a trabajar. Ella se dedico a moldear la figura de un gato apoyado sobre sus dos patas; yo en cambio, sin saber por qué, hice a una especie de ave. 

Los padres de Hikari iban a llegar tarde porque estaban festejando en la casa de unos amigos a unas cuadras más allá. Por otro lado, Taichi tenía práctica de fútbol hasta bien tarde pues se acercaba un torneo. 

El tiempo se pasó volando, entonces sentí ese fuerte ruido y luego empezó a temblar como nunca. Pasado el susto prendimos la tele para ver si estaban diciendo algo por los noticiarios.

Para alivio de nosotras, la reportera anunciaba que se trataba de un movimiento menor. Los daños en algunas viviendas y caminos eran superficiales. Hasta el momento no había datos de ninguna víctima fatal. Mostraron un montón de lugares con pequeñas grietas, gente afuera y ese tipo de cosas. Y fue ahí cuando la cámara recorrió el sector donde estaba ese condominio, fue tan solo un segundo, me dio la sensación de que el camarógrafo se había equivocado al filmar ese lugar, pues hizo un movimiento brusco en dirección contraria. Lo grabé en mi mente y me propuse hacer lo imposible por tener esa imagen. 

Entonces, alguien comenzó a tocar la puerta insistentemente. Pensamos que se trataba de los padres de Hikari, o de su hermano, preocupados por si nos había sucedido algo; sin embargo, al otro lado estaba un hombre que jamás había visto. Le mostró a Hikari una placa con su identidad, como estaba un poco más alejada no alcancé a ver a qué institución pertenecía, ya que además estaba vestido de civil. Ella lo invitó a pasar, pero el hombre se negó; le dijo que no tenía mucho tiempo, simplemente le avisó que sus padres sufrieron un accidente y que lamentablemente éste había sido letal. 

Podía ver que la cara de Hikari se desfiguraba, lo peor vino después. Taichi estaba atrás del hombre, escuchó todo y lo increpó. Le grito que quién era él, cómo era eso de que sus padres estaban muertos, de qué maldito accidente le estaba hablando. En ese momento, ella reacciono y se interpuso entre los dos hombres, intentó calmar a su hermano. Tras forcejear un poco, tal vez por la cara de su hermana, no sé, dejó de gritar. 

Le preguntó al hombre por los detalles, éste se encogió de hombros. Se limitó a decirle que lo del funeral correría a manos de 'ellos', que luego llamaría para decirles la fecha y se marchó sin decir nada más. Tuve muchas ganas de perseguirlo y reclamarle por más respuestas, pero eso habría sido desatinado viniendo de mí. 

Hikari y Taichi parecían en trance. De un momento a otro, Hikari se desmayó, sólo ahí él reaccionó, la tomó en brazos y la llevó hasta el sillón del living. Me pidió que llamara al doctor Kido, el número estaba anotado en la agenda. Mis manos temblaban como nunca, pensé que no sería capaz de tomar el teléfono. Cuando logré agarrarlo, tuve que hacerlo fuertemente para que no se me resbalara. 

Luego de unos minutos llegó. Mientras el doctor examinaba a Hikari, Taichi me pidió disculpas y dijo que lo mejor era que me fuera a casa. Al principio quise negarme, pero al ver los ojos de él, comprendí que quería estar a solas. Así que accedí, le di un beso en la mejilla a Hikari antes de marcharme. 

No supe de ella hasta el día del funeral. Se le veía más delgada, a los dos. Me acerqué para ver cómo estaba y me dedicó una sonrisa. Se notaba que se estaba forzando a sí misma para no mostrarse abatida, pensando que debía ser fuerte para no causarle molestias a su hermano.

Fue… bastante extraño ver a Taichi así, sin su habitual sonrisa, tan… apagado. Yo también habría actuado como Hikari aunque no sé si con la misma entereza. 

La abrace preocupada pero ella simplemente se rio diciendo que estaba siendo igual de melodramática que siempre, que estaba todo bien, que saldría adelante. Ahí me quebré por dentro, no pude seguir a su lado… salí corriendo con la patética excusa de que tenía que ir al baño, donde me puse a llorar a mares, no era justo que ellos sufrieran una perdida tan grande… ¡No era justo!

~O~
 
Terminado el relato, Wallace le paso un pañuelo que andaba trayendo. La pelimorada se sonó estruendosamente pero sin dejar de lloriquear.

"Menos mal cuando salí me tope con Sora y Mimi, me ayudaron a ocultar que había llorado. Mi amiga estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano por mantenerse firme, y yo ahí, a moco tendido; no podía mostrarme así ante ella" – Wallace le dio palmaditas en el hombro y le entregó otro pañuelo, que recibió el mismo trato que el anterior, el rubio no pudo evitar arrugar la nariz.

"Para todos fue doloroso verlos así" – los presentes se sobresaltaron al oír una voz distinta. Para su alivio se trataba de Sora, Mimi y Yamato.

La pelirosada envolvió a Miya en un abrazo mientras Sora le acariciaba el cabello. Yamato se sentó al lado de su hermano.

"Estuvieron a punto de separarlos porque los familiares que tenían eran de otras localidades, y cada una podía mantener sólo a uno de ellos" – recordó el rubio con el rostro tenso – "En ese momento, el viejo hizo algo que le voy a deber de por vida: les dijo a todos que él compraría el departamento que estaba al lado y se haría cargo de los dos. Gracias a eso, pudieron continuar viviendo juntos" – mientras decía lo anterior, sus facciones se iban relajando y le dedicó una pequeña sonrisa a su hermano menor. Takeru anotó mentalmente que le agradecería a su padre el gesto apenas lo viera en la noche.

"Pero pasas más tiempo en la casa de Taichi que en la tuya. No te culpo, tu hogar es un desastre" – se burló Mimi para alivianar un poco el ambiente, las risas no se hicieron esperar.

"No soy el único, Sora también pasa mucho tiempo allá" – se defendió el rubio mirando picarescamente a la aludida.

Ante su comentario, la pelirroja se sonrojo violentamente – "Sólo voy a ver cómo están, me preocupa que Taichi le dé mucho trabajo a su hermana; además, no…" – su mirada se entristeció un poco – "No quiero dejarlos solos, siento que debo ayudar en lo que pueda, aunque no sea mucho…"

Mimi le propinó un certero golpe en las costillas que dejó a Ishida sin aire por unos segundos – "Sora, no era en serio, no te lo tomes así…" – ningún efecto, la pelirosada lo miró de reojo, el rubio tragó saliva – "…perdón" – dijo por fin. Tachikawa asintió aprobatoriamente.

"Quién pensaría que el gran Ishida Yamato, el más popular del colegio, no sabe tratar a las mujeres" – todos rieron nuevamente ante el comentario de la pelirosada – "Takeru, espero que pronto tomes su lugar y le demuestres cómo hay que tratar a una dama" – le guiñó el ojo de forma cómplice.

"Si mal no recuerdo, no oí queja alguna cuando éramos novios sobre mi trato con las mujeres, contigo en particular" – soltó el rubio sin pensarlo, luego al notar la mirada atónita de todos y el creciente enojo de Mimi, recordó que todo lo referente a su antiguo noviazgo era tabú en sus reuniones. Además, lo habían mantenido en secreto para no tener ningún tipo de problemas en el colegio, dígase, con las fanáticas del rubio, aunque obviamente los más cercanos tenían pleno conocimiento de éste. Era de esos tan conocidos "secreto a voces".

Ella al final lo dejó pasar, después de todo tenía plena conciencia que lo suyo no había pasado para nada desapercibido entre sus amigos – "Si te dejé fue por algo" – le mostró la lengua burlonamente. Yamato optó por lo sano e ignoró sus provocaciones. Obviamente los más entretenidos con la situación eran los presentes y él no estaba dispuesto a ser el hazmerreír de nadie.

Lamentándolo, Takeru se puso serio de nuevo, habían demasiados misterios en lo que Miya les relató. – "Pero… ¿han podido averiguar de qué accidente se trató?" – Todos negaron – "¿a qué institución pertenecía ese hombre?" – nuevamente negaron. El rubio suspiró mientras se frotaba la sien, tenía demasiadas cosas dando vueltas por su cabeza.

"Pero creemos que todo está relacionado con el ruido que escuchamos antes del temblor" – inició Wallace.

Inoue le pasó el computador para que mirara – "Fíjate bien en el screenshot del condominio".

La chica de los lentes se ganó toda su admiración, era impresionante que hubiera notado ese edificio tras la conmoción sufrida, pues se notaba por la resolución y tamaño de la imagen que ésta era, seguramente, parte de una fotografía mucho más grande. De alguna manera, se le hacía conocido; hizo memoria y de repente lo recordó.

"¡Es igual al condominio que hay unas cuadras más allá de nuestra casa!"

"¡Bingo!" – Soltó contenta al tiempo que chocaba las manos con Mimi – "A Daisuke le costó una eternidad darse cuenta".

Daisuke la miró con odio y masculló algunos insultos que su compañera alcanzó a oír. Se habrían enfrascado en una discusión si no fuera por la intervención de Yamato y Mimi. Al final, ambos se cruzaron de brazos y miraron en dirección contraria.

Al ver la situación, Wallace decidió seguir con el relato – "Según lo que sabemos, ese día, los padres de Hikari estaban en casa de unos amigos, los cuales vivían en ese mismo condominio"

"¿¡No creerás que-!"

"Efectivamente. Tenemos la conjetura de que sus padres estaban saliendo del departamento cuando se vieron envueltos en una situación que no esperaban."

Yamato le señaló nuevamente la imagen del edificio y con los dedos dibujo una figura –"Lo que sea que haya impactado ese condominio era gigante." – Takeru tragó saliva dificultosamente, ahora que ponía más atención, lo que sea que fuera esa cosa tenía forma: una especie de monstro con brazos y piernas larguísimos. Sintió un escalofrío, eso no le daba buena espina.

"Takeru, sé que acabas de llegar y aún te estás acostumbrando a vivir aquí. Sin embargo, hemos visto que ustedes dos han congeniado de una forma muy especial" – Sora tomó las manos del rubio entre las suyas, y le pidió: "Por favor, ayúdala. Ella no lo demuestra pero todavía no se repone de lo que sea que les sucedió a sus padres. Yo por mi lado intentaré lo mismo con Taichi" – Podría sonar algo egoísta de su parte, sin embargo, tal vez Takeru era la persona adecuada para cuidar de Hikari, con ello, el castaño se sacaría un peso de encima, dejaría de pensar en la muerte de sus padres, en su hermana en todo momento y quizás, sólo quizás, se daría cuenta de que justo a su lado, había una persona que siempre estuvo ahí, esperando y velando por él. Aunque eso no pasaría mientras la herida siguiera abierta, mientras ellos se negaran a dar el paso crucial, que era algo tan simple como comenzar a hablar del tema.

Yamato posó su mano en el hombro de la pelirroja, ella le correspondió el gesto colocando una de las suyas encima de la de él – "Yo también te lo pido" – le dijo a su hermano.

El oji-azul observó a sus otros amigos asintiendo como una forma de darle apoyo, Daisuke hizo lo mismo aunque con menor entusiasmo. Arrugó sus pantalones sin querer – "Ha pasado recién un mes desde que nos volvimos a reencontrar, no sé si yo sea la persona adecuada" – sintió que algo pesado caía en su estómago al ver las expresiones de desaliento de todos.

Sora apretó sus manos ligeramente para tranquilizarlo – "Sé que tienes tus propias dudas al respecto, pero los he visto juntos, he podido notar lo especial de su vínculo, es algo que sólo siento cuando los veo a ustedes"

"Tampoco te estamos pidiendo que hagas algo imposible, quizás basta con que estés a su lado" – sugirió Mimi. Los demás asintieron sin quitarle la vista de encima.

Takeru imaginaba que no lo hacían con intención, pero podía sentir la expectación en sus miradas. Por unos segundos su mente se trasladó a otro lugar, lleno de gritos de gente pidiéndole que siguiera; pensó que la temperatura había subido de pronto, movió el cuello de su camisa para poder respirar mejor, se sentía algo asfixiado. Escuchó nuevamente el mismo griterío, cerró los ojos con fuerza, al abrirlos se encontró rodeado por jóvenes de cabellera rubia y ojos de color, reclamaban la cabeza de alguien, exigiendo que era la hora del juicio, empezaron a golpear sus palmas al unísono, cada vez más rápido, más fuerte, diciendo su nombre. Entonces observó una mano, manchada de sangre, la quedó mirando largo rato extrañado… ¡ah! Era su mano derecha, ¿dónde estaba la izquierda? Oh, agarraba a un niño de la chaqueta, tenía la nariz rota y le pedía que parara, ¡qué lástima! Era hora del juicio

"¿Takeru? ¡Takeru!" – Al fin volvió a la realidad, tenía la mirada de todos, nuevamente, pero esta vez se veían preocupados, por él.

"¿Qué te pasó?" – preguntó su hermano tomándolo del hombro.

Él lo miró sin comprender – "¿A qué te refieres?" – había dicho con el rostro inexpresivo. Luchando por no limpiarse el sudor que perlaba su frente.

Se miraron entre ellos algo extrañados – "Te llamamos y no respondías, parecías en la luna" – respondió Miyako.

"Ah, estaba pensando en Hikari" – mintió, pero ellos parecieron comprender – "Haré todo lo que pueda" – dijo finalmente, aún algo aturdido, sin embargo lo disimuló bien porque nadie pareció percatarse, estaban demasiado felices por escuchar su respuesta. Takeru aprovechó la euforia de todos para mirarse discretamente la mano: estaba limpia.

"¿Seguro estás bien?" – El menor le sonrió al mayor para tranquilizarlo, alegando que se debía en parte al cansancio de acostumbrarse a otro horario y porque estaba preocupado por ella, en lo último no mentía.

Como ya era tarde, decidieron que era hora de volver a sus hogares, así que se despidieron en la salida. Yamato acompañaría a Sora al supermercado, comprarían víveres para los Yagami, con lo preocupado que estaba Taichi, seguramente se le había olvidado que ya no les quedaban muchas cosas para cocinar. Takeru desistió de ir con ellos, se sentía demasiado agotado mentalmente, necesitaba darse una siesta reparadora; por lo que terminaron tomando caminos distintos, antes de separarse, su hermano nuevamente le preguntó si estaba bien. Él intentó responder de la mejor manera posible para tranquilizarlo.

Se detuvo un rato antes de subir las escaleras (no le agradaba usar el ascensor), apretó los puños enojado consigo mismo por haber recordado esos sucesos. No podía dejar que esos recuerdos lo consumieran, ahora tenía otras preocupaciones.

Al volver, el oji-azul vio a Ken saliendo del departamento de los Yagami, lo saludo con una pequeña referencia, se disculpó y se retiro. Takeru se extraño un poco de verlo ahí, después de todo había faltado a clases durante toda una semana, más precisamente, luego del incidente. Imaginaba que estaría nuevamente hospitalizado pero no parecía ser el caso. Fijándose mejor, caminaba con dificultad y tenía ambos brazos envueltos en vendas, por la abertura de la camisa pudo notar que seguramente su cuerpo presentaba las mismas condiciones.

La figura de Ichijouji desapareció por el ascensor. Takeru se recargó en la baranda que delimitaba al tercer piso y pudo observar que el pelinegro se subía a una van escoltada por dos hombres vestidos de negro. Se fijó en el interior de la furgoneta en el momento en que él y sus acompañantes ingresaban al vehículo, tuvo que pestañear varias veces para asegurarse: ¿eran imaginaciones suyas, o acaba de ver al profesor Akiyama adentro? Estiro el cuello para asegurarse pero las puertas ya estaban cerradas y los vidrios del auto eran polarizados.

¿Qué demonios significaba lo que acababa de ver?

Tuvo un mal presentimiento, la casa de los Yagami estaba demasiado silenciosa…

Continuará…

Notas de la Autora: Mientras veía nuevamente los capítulos de Digimon 02, comencé a notar lo genial que es Taichi owo *_* Así que estoy cambiando algunas cosas para incluir más escenas de él… dentro de lo posible xD!

Pillé unos rankings en la página oficial de Toei Animation, había una pregunta sobre "¿Cuál es tu combinación favorita?" o algo así, adivinen quiénes obtuvieron el primer lugar! *Chan* *Chan* Obvio que Hikari y Takeru! *¬* Malditos productores! Por qué no escuchan los deseos de los fans? T_T XD

Nadie ha preguntado, pero lo diré por si acaso: sé que he puesto "romance" a la categoría y que por el momento no vemos mucho de eso, si eso les extraña quiero decirles que pretendo ir de a poco con la pareja, para que vean cómo se va desarrollando su relación, porque hasta este punto, sólo se ven como muy buenos amigos, saben sobre los atractivos físicos del otro pero aún no transforman "eso" en algo más. Además, creo que le da un poco más de realismo el que no se enamoren a primera vista xD~ eso sí, para que no cunda el pánico (cueck! XD), en el siguiente capítulo ya veremos un cambio en la relación de Hikari y Takeru, será para bien? Será para mal? También vemos un poco más de Tai, Sora y Yama :3 En general, desarrollaré más las relaciones de ellos en el siguiente capítulo! =)

 Undine: esto de republicar se está convirtiendo en una tortura lol xD

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